Un mensaje poético cuyo contenido puede tornarse pesimista, pero al final nos deja una maravillosa lección: El verdadero camino no implica una ruta trazada o creada por los hombres en manera alguna; el camino por el cual debemos de andar para alcanzar la meta, que es llegar a Dios el Padre, es una persona: JESUCRISTO.
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