¿Cómo superar la pérdida de un ser querido en la familia?
En nuestro programa anterior de En Familia Vive la vida con Bienestar hablamos sobre “Cómo superar la perdida de un ser querido en la familia”, por ello con nuestro invitado el Dr. Paulo Daniel Acero Rodríguez, psicólogo, especialista en resolución de conflictos, terapeuta, escritor e investigador en procesos de duelo quien recientemente ha publicado el libro de “Del dolor a la Esperanza”, les entregamos este breve análisis sobre el tema.
En nuestro programa anterior de En Familia Vive la vida con Bienestar hablamos sobre “Cómo superar la perdida de un ser querido en la familia”, por ello con nuestro invitado el Dr. Paulo Daniel Acero Rodríguez, psicólogo, especialista en resolución de conflictos, terapeuta, escritor e investigador en procesos de duelo quien recientemente ha publicado el libro de “Del dolor a la Esperanza”, les entregamos este breve análisis sobre el tema.
Para conocer el contenido total del programa pueden escuchar nuestro audio.
EL DUELO Y LA FAMILIA
La mayoría de pérdidas significativas se producen en el contexto de una unidad familiar, y es importar considerar el impacto de una muerte en cada uno de los miembros.
La mayoría de las familias tienen algún tipo de equilibrio emocional y la pérdida de una persona significativa en ese grupo familiar puede alterar ese equilibrio y hacer que la familia sienta dolor y busque ayuda. El conocimiento de la configuración total de la familia, la posición funcional del fallecido en ella y el nivel de adaptación vital total son importantes para cualquiera que intente ayudar a una familia antes, durante y después de la muerte.
Los factores que afectan al proceso de duelo y que influyen en el grado de desorganización familiar incluyen:
• las fases del ciclo vital familiar
• los roles que desempeñaba el fallecido
• el manejo del afecto
• los patrones de comunicación
• los factores socioculturales.
No es extraño que, después de la pérdida, haya un tiempo en que se pase un poco por alto a los hijos. A veces se supone que los hijos son demasiado jóvenes para entender la pérdida o que necesitan protección de lo que se percibe como una situación mórbida. Pero generalmente a los hijos no se les da la atención que necesitan porque sus cuidadores primarios están en un estado traumático y simplemente no pueden ofrecer ayuda. Pueden ser útiles las redes de apoyo y aliviar algunas de las reacciones y sentimientos normales que experimenta un niño cuando muere un hermano.
Los niños pasan momentos difíciles intentando aclarar qué deben decir a los amigos y como afrontar el malestar de otra gente respecto a la muerte. Como resultado de este malestar, tienen miedo de jugar o de estar contentos porque no quieren que los demás piensen que no les importaba su hermano.
Sin una comunicación abierta y honesta, los niños buscan sus propias respuestas a preguntas que están por encima de su capacidad de comprender. Es particularmente importante que los padres disipen el pensamiento mágico y erróneo respecto a la muerte para poder establecer un vínculo emocional entre ellos y los hijos que quedan. Éste es un momento crucial que puede afectar al desarrollo de su personalidad y a su capacidad para establecer y mantener relaciones futuras
Cuando se afronta la muerte de un ser querido en la infancia o en la adolescencia, el hijo puede fracasar a la hora de elaborar el duelo adecuadamente y, se pueden presentar más adelante como síntomas de depresión o de incapacidad para establecer relaciones íntimas durante la vida adulta.
Necesitamos cierto nivel de desarrollo cognitivo para entender la muerte porque no podemos integrar algo que no podemos entender. Algunos de los conceptos cognitivos que son necesarios para entender plenamente la muerte son:
∗ el tiempo, incluyendo el sentido de para siempre
∗ la transformación
∗ la irreversibilidad
∗ la causalidad
Los niños elaboran el duelo, pero las diferencias en la elaboración vienen determinadas por su desarrollo tanto cognitivo como emocional. En general puede decirse que:
La pérdida de uno de los padres a causa de una muerte es obviamente un trauma pero, en sí misma, no necesariamente lleva a una detención en el desarrollo.
Los niños entre cinco y siete años son un grupo particularmente vulnerable. Se han desarrollado cognitivamente lo suficiente como para entender algunas de las ramificaciones permanentes de la muerte pero tienen una capacidad de afrontamiento muy pequeña; es decir, sus habilidades personales y sociales no están suficientemente desarrolladas para permitirles defenderse.
También es importante reconocer que el trabajo del duelo puede que no acabe de la misma manera para un niño que para un adulto. El duelo por una pérdida de la infancia se puede revivir en muchos momentos de la vida adulta cuando lo reactivan acontecimientos vitales importantes.
Espacios para entender y trabajar el duelo como los que facilita la Fundación Vida por Amor a Ellos o la lectura de libros como “Del Duelo a la esperanza”, son herramientas a las que puede acudir la familia para vivir acompañar el duelo con sentido de esperanza y trascendencia.