Ella lucía tan espléndida maravillosa
las rosas se sentían tan celosas que
divulgaban mil palabras que en mi
mente no pasaban. Yo, solo soñaba
a esa mujer tan bella como una diosa,
más majestuosa como una rosa. Un día
sin pensar de repente apareció deslumbrando
mi mirar, yo no dije, una sola palabra,
sus ojos son como dos estrellas caídas
del cielo en los cuales, encerraban mil anhelos.
Oh mi Dios, tu me has dado a conocer
una ángel del cielo extraviado, buscando
un ser amado y sin voltear a ambos lados,
tú me has escogido, pues gracias se lo
tengo eternamente agradecido,
oh mujer tan hermosa disculpe mi torpeza
pero es que sus dulces franquezas tocan mil
tentaciones y le traigo mil y un corazones,
para demostrar mi sincera amistad la cual
perdurará por toda una eternidad.
Princesa de cuentos de hadas
no eres, ni yo un gran príncipe
azul, pero como un gran regalo
observé el maravilloso mar azul
y bajo la luz de la luna, que nuestro
confidente será, mi vida mía yo le
prometo y le juro con tinta infalible
de mi corazón paz, amor y felicidad
que han de perdurar por una larga
vida y toda una eternidad.