Seis insólitos consejos de crianza que no te puedes perder
Actualización: Efectivamente, como ya comenta alguien en los comentarios y mucha gente lo hace en Facebook, es un post de broma, con consejos bastante absurdos. ¡Feliz día de los inocentes!
En lo que al cuidado del bebés respecta hay casi tantos consejos como bebés, y es que como hemos dicho más de una vez, los padres primerizos pueden llegar a recibir consejos de tanta gente, a menudo tan contradictorios, que acaban casi locos sin saber qué camino tomar.
Con la intención de ayudar a los padres primerizos (y a los no tan primerizos) con consejos breves y concisos, hemos optado por coger los seis mejores, quizás un poco insólitos, que seguro que os serán de mucha utilidad.
1. Si tienen las manos y pies fríos
Es habitual que los bebés tengan las manos y pies fríos, y esto es algo que preocupa bastante a las madres, pero sobre todo a las abuelas. Lo habitual es que se diga: "Ponle una mantita, que tiene frío". Sin embargo, hay una manera mejor de lograr evitar el frío en esas zonas: la crema del culito del bebé.
¿Sabéis esa crema que es blanca y pegajosa? Se conoce como "pasta al agua". Pues bien, podéis haber una película protectora en las manos y los pies con dicha crema y ya no habrá frío que moleste al bebé.
En realidad la mayoría de bebés tienen las manos y pies fríos y eso no siempre quiere decir que tengan frío. Hay que tocarles la espalda para verificar que están bien, y si parece que tienen frío añadir una capa más. Poner crema en las manos y pies no ayudará.
2. Morder las uñas
Los consejos habituales son los de limar las uñitas del bebé o cortarlas con unas tijeras de punta redonda. Sin embargo, limarlas es pesado para los padres porque se tarda mucho, y se corre el riesgo de acabar limando la yema del dedo; y con las tijeras quedan puntas sin cortar y aumenta el riesgo de que se clave la uña en el dedo y se acabe produciendo un uñero.
Por eso el mejor método es morderles las uñas. Con los dientes controlamos perfectamente todas las puntas y aristas y además a los niños les parecerá más divertido que si nos ven llegar con unas frías tijeras o una extraña lima (la mayoría lloran un montón en este proceso).
El mejor método para cortar las uñas es con tijeras. Se pueden limar si nos da miedo, pero con paciencia, sujetando bien los dedos y con la tijera, se consigue. Morder las uñas del bebé sí sería peligroso.
3. Seguir los consejos de todos (pero no)
Este consejo es para vosotros, los padres. Como la gente se va a acercar a daros sus consejos y cuando os vuelvan a ver os van a preguntar qué tal funcionaron, para evitar aquello de "no lo he probado", "no me fue bien", etc., podéis simular que les estáis haciendo caso, haceros una foto con el método, enviarla al "experto" y rápidamente dejar de hacer eso tan extraño que os han sugerido.
Así, todos estarán contentos creyendo que han sido claves en la crianza de tu hijo y te evitarás un montón de problemas y discusiones que no llevan a ninguna parte.
Este podría llegar a ser un consejo útil, según sea el entorno de cada pareja. Pero lo ideal es hacer saber a los opinólogos que los consejos se aceptan mejor cuando se necesitan, y no cuando vienen sin haberlos pedido.
4. Portea sin dolor de espalda
Utilizar portababés y fulares es una manera genial de que el bebé vaya más erguido, tenga menos cólicos y de que su cadera se forme mejor gracias a la postura ergonómica que adoptan los bebés cuando son porteados.
Sin embargo, muchas madres acaban con la espalda hecha polvo, así que para evitarlo hay una solución intermedia: atar el fular o mochila al cochecito de bebé. De este modo se tiene lo mejor de ambos métodos: el bebé es porteado, tu espalda no sufre, tu madre está contenta porque ve que estáis usando el cochecito que os regaló y podéis seguir utilizando el cochecito para llevar las bolsas de la compra... que con tanto porteo, la gente va cargadísima.
El porteo es beneficioso para el bebé, y en gran medida lo es porque así va cerquita de mamá o papá y se siente seguro. Portear en un cochecito, además de imposible (a ver cómo atas a un cochecito un portabebé con un bebé dentro), aleja al bebé de nuevo de sus padres.
5. Logra el sueño perfecto con aceite o mantequilla
Los bebés nacen cubiertos de una capa grasa llamada vérnix caseosa. Desde hace un tiempo se evita quitarla al nacer para que la piel esté mejor nutrida y porque protege del frío.
Una buena solución para que el bebé duerma mejor es evitar los momentos de frío al pasarlo de los brazos a la cunita, y esto se hace recubriéndolo de una sustancia que se asemeje a la vérnix: aceite o mantequilla (mejor mantequilla). Para ello, lo ideal es recubrir el pijamita con mantequilla y además ponerle un poco por la cabecita y la cara. Al volver a tener la capita grasa mantendrá mejor la temperatura, y a la vez tendrá una especie de recuerdo de cuando estaba en el útero, que le hará sentir más tranquilo y relajado.
Si no es suficiente, se puede embadurnar también el pañal con aceite antes de ponérselo, de modo que todo él se sienta recubierto de grasa y el efecto tranquilizador y termoregulador sea mayor.
¿Un pañal lleno de aceite? ¿Un pijamita lleno de mantequilla? ¿Y el bebé también? Puajjj... ¡Qué asco!
6. Control de esfínteres fácil y rápido
Una de las razones por las que los niños llevan pañales durante más tiempo es que son demasiado cómodos y absorbentes. Así, no tienen problema con ellos ni prisa alguna en dejarlos. Esto puede ser un problema para algunos niños y niñas que ya corren, saltan y se mueven mucho, pues acaban sufriendo escoceduras.
Pues bien, el mejor consejo en estos casos es poner el pañal al revés. A partir de los 18 meses lo ideal es poner el pañal al revés, con el dibujo por dentro y la parte absorbente por fuera, para que el pipí rebote y les moje y la caca se salga por los lados y les manche las piernas. Les parecerá tan incómodo y sucio que ellos mismos pedirán que los lleves al váter antes de hacer pipí o caca.
Podría funcionar, pero sería a largo plazo seguramente, y nos pasaríamos el día limpiando pantalones, faldas, suelo, etc, y el niño podría pasarlo muy mal. Vale más la pena esperar a que madurativamente sean capaces de empezar a avisar y no forzar la situación así: podrían llegar a odiar mancharse y sufrir por querer hacerlo en el váter sin ser aún capaz de controlar esfínteres.